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Dr. Luis E Gomez-Quiroz

Investigación básica en Ciencias Biológicas y de la Salud

Dr. Luis E. Gómez-Quiroz

Texto presentado en el FORO

POLÍTICAS PÚBLICAS PARA IMPULSAR LA INVESTIGACIÓN. UNA VISIÓN DESDE LA UAM Auditorio “Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez” Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana 23 de noviembre de 2018

Mesa 1

Investigación básica


Investigación básica en Ciencias Biológicas y de la Salud

Agradezco de antemano la invitación a este foro, no solo por la distinción que hacen a mi persona, si no por abrir espacios donde se nos escuche, y mejor aún, donde se tome en cuenta a quienes tenemos como quehacer el privilegiado trabajo de generar conocimiento, en busca de mejoras que impacten en nuestra sociedad, aspecto tan necesario en estos tiempos, tal vez más que nunca.

Lo primero que me llama poderosamente la atención, son las mesas de trabajo que se definieron para este foro: investigación básica; investigación orientada a problemas; y finalmente, la investigación vinculada a la innovación.

Por definición, toda investigación científica va encaminada a generar conocimiento nuevo, por lo tanto, es innovadora en esencia y, por otro lado, puede servir para resolver problemas; problemas que representan retos para el país, o problemas, en el menor de los casos, de ausencia de conocimiento.

Así pues, creo que se debe hablar solo de Investigación Científica, sin etiquetas, todo producto emanado de la investigación científica es útil, algunas veces la aplicación de dicho conocimiento toma más tiempo en algunas áreas que en otras pero al final llega, se aplica. El Dr. Santiago Ramón y Cajal, decía "Cultivemos la ciencia por si misma, sin considerar por el momento las aplicaciones. Éstas llegan siempre”

¿Sigue siendo útil la clasificación de ciencia básica y ciencia aplicada?

Existe alto consenso de que la ciencia es una, y como afirmara Luis Pasteur “no existe la ciencia aplicada, si no a aplicación de la ciencia”, todo producto de la investigación científica es en sí conocimiento, y por lo tanto es útil.

En todo caso, la división utilitarista de la ciencia podría tener cierto sentido, si se toma como una división meramente administrativa, aún así, sigue siendo incomodo para los científicos, la historia reciente nos indica que para lo único que ha servido la clasificación de ciencia básica es para justificar la reducción en el presupuesto. Solo recordamos, como hace algunos años se tenían dos convocatorias por año del fondo llamado SEP-Conacyt o Ciencia básica, posteriormente se redujo a una sola convocatoria, incluso ha habido años donde, de plano, no se emitió convocatoria alguna, esto aunado a que cada vez se reducen más el número de proyectos financiados y los montos destinados para ello.

La investigación básica en México, tal vez, por esta división absurda, es apoyada prácticamente en exclusividad por el gobierno federal, con diferencia en países europeos, donde el sector privado apoya dicha investigación sin entrar en clasificaciones utilitaristas, partidistas o panfletarias.

Al ser recursos públicos entonces deben ser, ciertamente cuidados en su asignación, ejecución y evaluación de resultados.

¿Qué tanto tenemos culpa de ello los científicos?

Creo que en gran medida somos co-responsables de ello. La feroz y permanente competencia que se ha establecido por el caduco sistema de evaluación de los científicos, donde se privilegia mas el número (de artículos, de citas, de impacto), que la calidad de la investigación, ha hecho que, con la finalidad de tener mejores “números”, se elija cantidad más que calidad, esto incentivado en gran medida por sistemas de evaluación por pares, como el SNI, PRODEP, o los propios órganos internos de evaluación de profesores e investigadores (nuestras comisiones dictaminadoras, por ejemplo en la UAM).

Es importante implementar estrategias que evalúen la calidad y no la cantidad, redundando con ello en un mejor quehacer científico y por ende, mejor impacto en la sociedad.

¿Por qué se ha reducido tanto los apoyos a la investigación básica?

Los gobiernos en turno traen consigo sus propias ideas, estrategias, dogmas, etiquetas e incluso, temores, con respecto a la ciencia en México, particularmente presionados siempre por indicadores internaciones. Pareciera que la ciencia es “la piedrita en el zapato” para los gobiernos federales, además pocas veces es visible y no deja votos, todo ello además se hace más evidente en la investigación básica porque, para la autoridad, no esta dirigida a resolver los problemas nacionales o prioridades para el sexenio en turno. Es importante dejar claro que la ciencia bien hecha rinde frutos, a corto, mediano y largo plazo; y que toda aplicación de la ciencia se funda en lo que llamamos investigación básica, reducir el apoyo es como dispararse uno mismo en el pie.

¿Cómo mejorar el quehacer científico en México, particularmente la investigación básica?

Existen varios aspectos que se han definido a lo largo del tiempo, acciones que son relativamente fáciles de implementar, y que solo requieren de voluntad, otras ciertamente, toman más tiempo y trabajo.

Flexibilidad

Los proyectos de investigación en ciencia básica, por su naturaleza, van dirigidos a la búsqueda de conocimiento inédito, ¿cómo es posible entonces que los formatos de Conacyt soliciten tiempos de conclusión o del alcance de metas especificas?, no es posible esto, el doctor Ruy Pérez Tamayo en el 2001 mencionaba “La burocratización de la ciencia es su peor enemigo, porque pretende transformarla, de una aventura del pensamiento, en un contrato por obra determinada”, se debe pues flexibilizar los procesos de registro de proyectos, así como el proceso de formalización, y el seguimiento de los mismos. Menos burocracia, mas libertad de conducir el proyecto como los propios resultados vayan marcando el paso. Actualmente se solicita que, para la adquisición de algo no especificado en la propuesta, se tiene que pedir autorización al consejo para la compra del bien, trámite que puede tardar hasta 2 meses en recibir respuesta.

Evaluación objetiva y justa de propuestas de investigación

Es frecuente que las evaluaciones de las propuestas, en las distintas convocatorias, sean conducida por pares “no expertos” en el campo en donde se insertan los proyectos, lo cual hace que, al no ser comprendidos, sean rechazados, los dictamines suelen ser demasiado ambiguos y vagos, demostrando la falta de facultades para la evaluación. Es importante que el Conacyt comprometa a los investigadores expertos y consolidados en la enorme y trascendental labor de evaluar las propuestas de manera objetiva y justa, dejando claro que, dicha tarea, es parte de la obligación de los miembros del SNI. Siendo autocríticos, recientemente el Dr. Luis Ponce Ramírez, director de Posgrado del Conacyt, mencionó en una reunión sobre el PNPC en la UAM-X que los investigadores de la UAM tienen un bajo nivel de respuesta positiva en el momento de ser invitados a evaluar propuestas en las convocatorias del Consejo, por lo que tenemos también tarea que hacer desde nuestra Universidad.

Áreas prioritarias

Otro aspecto que suele ser un obstáculo es la definición de las áreas prioritarias, ¿Con base a qué se definen? ¿existen áreas prioritarias en ciencia?, como se ha expuesto, la ciencia es una. No cabe duda de que hay áreas prioritarias para el país, las cuales deben ser atendidas, ciertamente, de manera puntual y cabal, pero no confundir con áreas prioritarias para la ciencia. Un proyecto debe ser evaluado y apoyado por la calidad del conocimiento que proveerá, por el impacto que tiene en la formación de recursos humanos de alto nivel y ciertamente, por el beneficio que puede tener para país, proveyendo alternativas para la solución de problemas nacionales.

Otro dificultad es que las autoridades quieran tomar estos aportes para ello, ya que suele considerarse que los académicos y científicos “no tenemos información suficiente” para hacer propuestas al gobierno que coadyuven a la toma de decisiones. ¿Qué tanto entonces nos escucharán los tomadores de decisiones para que la ciencia se aplique?, esto puede ser tema de otro foro.

El limitar la posibilidad del desarrollo científico solo porque no es acorde al gobierno en turno (¿ciencia neoliberal?), un área prioritaria, va más allá del “no financiamiento” del proyecto, también se trunca, como he mencionado, la formación de recursos humanos, y la generación de conocimiento Universal.

Facilidades fiscales y aduanales que estimulen la colaboración internacional eficiente

Es una suerte de viacrucis cada vez que uno emprende la importación o la exportación de muestras biológicas para su análisis en laboratorios de colaboradores internacionales. Los permisos ante el SAT, PROFEPA, entre otras instancias se tornan tortuosos y desincentivan la cooperación internacional.

Aunado a esto, el pago exorbitante de agentes aduanales, para solo enviar o ingresar al país, por ejemplo, 10 tubos de muestras biológicas, que juntos no hacen mas de 15 gramos, es francamente frustrante. Si el proceso avanza, entonces surge que las muestras se detienen en la aduana de Toluca, porque hace falta la “hoja rosa”, siempre es la hoja rosa, entonces las muestras que viajaron en hielo seco, son detenidas varios días, hasta que se percatan que la dichosa hoja rosa, estaba originalmente incluida en el paquete de documentos, cuando se libera, las muestras están ya descongeladas y echadas a perder, imposibilitando la validación del conocimiento obtenido para una aplicación clínica. A la parte administrativa no le importa el costo que ha representado el envío (hasta 30,000 pesos), mucho menos que son muestras de pacientes que, en muchos casos, ya han fallecido y son irrecuperables.

Una vez mas la burocracia como el principal enemigo de la ciencia. La autocrítica surge otra vez, hace falta en cada unidad, una oficina eficiente, de importación y exportación, con convenios establecidos con agentes aduanales que cobren lo justo y no hagan tramites discrecionales, que siempre redundan en el aumento irracional para el pago del agente aduanal. El trabajo en esta materia compete al Conacyt y a las Universidades para hacer más ágiles estos procesos que impactan, no solo en la investigación, si no también, insisto, en la formación de recursos humanos.

En mi experiencia, y con respecto a los impuestos que se pagan por la compra de reactivos e insumos, se genera un circulo vicioso cada vez mas complicado por la situación económica del país, los reactivos tienen valores al menos del 30% superior a lo que se reporta en el catálogo del proveedor en Estados Unidos, como ejemplo, una vez mas, acuerdos comerciales que se pueden establecer con empresas líderes, para ofrecernos mejores precios, y aunado a un impuesto preferencial cuando se trate de investigación científica, ayudaría definitivamente mucho al quehacer científico. Como ejemplo, para los Institutos Nacionales de Salud (NIH), en EUA, los reactivos suelen costar 30% menos que el valor de catálogo.

Conacyt y el SAT se deben sentar y negociar mejores políticas que faciliten la compra de reactivos y equipos con el menor impacto posible en el presupuesto otorgado por el mismo gobierno, y eficiente la colaboración internacional.

Concretando

1. Se debe revalorizar la investigación básica, ubicar en su justa dimensión, reconociendo que es la base de cualquier tipo de ciencia, si es que se quiere insistir en etiquetas utilitaristas.

2. Modernizar los medios de evaluación del quehacer científico, apostando más a la calidad que a la cantidad.

3. Permitir la flexibilidad en el proceso de aplicación de propuestas, y la evaluación de resultados. La evaluación de pares debe ser objetiva y realizada por expertos probados en cada campo de experiencia.

4. Las áreas prioritarias en ciencia básica no existen y no debería ser un factor para limitar la investigación básica, sobre todo cuando ello impacta también en la formación de recursos humanos.

5. Establecer acuerdos entre el Conacyt-Universidades y el SAT y otras agencias del gobierno (PROFEPA) para: a) facilitar los procesos de importación y exportación, b) la aplicación de impuestos preferenciales cuando se trate de investigación científica.

Mucho se puede decir en término de ideas que mejoren la calidad científica en México, la formación de recursos humanos y, por lo tanto, mejoras para el país y su población. Es importante tomar a la ciencia como prioridad, iniciando con la llamada investigación básica, que es, ciertamente, la base de cualquier otro título que se le quiera dar por los administradores.

Agradeciendo la invitación, solo me resta decir que este ejercicio de comunicación debería de ser permanente y abierto a toda la comunidad Universitaria.

Permitanme terminar con una frase del doctor Richard Feynman apropósito de la ciencia básica… “La ciencia es como el sexo: algunas veces tiene aplicaciones prácticas, pero no es por eso que la hacemos”.



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